Guido Llordi es un hacedor incansable, su mayor interés gira en torno a la tensión entre al azar y el
control de los materiales. Por eso elige la abstracción como modo expresivo proponiendo “otras
realidades”
trabajando sobre soportes que él mismo construye en su taller. Desde el momento de la
creación hasta el de la producción, Llordi encuentra especial interés en ser parte de todo el proceso,
tensando la cuerda de la experimentación, controlando y fluyendo. Uno de los aspectos más
relevantes que encuentra en esa búsqueda está dado por la relación lúdica y sin prejuicio que sostiene
con los materiales.

Hijo único. Se crió entre bastidores y pinceles, cerca de su abuelo con quien pasaba horas pintando al
óleo
. Durante trece años fue su cuidador y maestro. La curiosidad y naturalidad con la que aborda su
acercamiento a los diferentes materiales es en gran medida resultado de esta relación, y de la
profesión de su abuelo como restaurador de casas.
Terminados sus estudios secundarios comienza a aprender aerografía con Jota Brunde y a pintar
murales donde se entrega al desafío del cambio de escala y al uso de materialidades diversas como
disparadores y recursos necesarios para su trabajo artístico. Dice Guido: “En ese momento me veía
como un artista, libre de hacer lo que quería
”.
Posteriormente, y en función de los encargos que tiene como realizador se especializa en objetos
publicitarios, corpóreos y escenográficos, siempre animándose a probar con nuevos materiales como
la resina poliéster y la fibra de vidrio, entre otros. La escultura de Matías –personaje creado por Sendra
en el año 1993– que está emplazada en el Paseo de la Historieta, es una clara referencia de esta
etapa.


Es a los 23 años cuando su vida cobra un vuelco importante ya que, a pesar de ser muy joven, se
encuentra con responsabilidades familiares que afrontar y decide entonces crear Octavo Arte, un
emprendimiento propio de realización de piezas de gran escala por encargo.

Aquí tiene la oportunidad junto a sus colaboradores de trabajar para importantes marcas y artistas como Eugenio Cuttica quien lo convoca para la
realización de una serie de piezas para la muestra Ataraxia que se realizó en el Museo del Mar, en la
ciudad de Mar del Plata.

Con el correr de los años, Guido vivencia una crisis personal y profesional con respecto a su trabajo.
Se da cuenta que ya no lo representa y que “En algún momento de la vida había estado mirando para
otro lado”. Comienza a incursionar en otros lenguajes como las artes escénicas, el teatro, la música y
la meditación. Conecta con su interior, sus emociones y con su necesidad expresiva. Es entonces
cuando la pintura vuelve para quedarse, aparece la abstracción como camino, las materialidades
diversas y las texturas como marca registrada.


Su trabajo fue expuesto en numerosas exhibiciones individuales y colectivas en galerías y espacios
culturales en Buenos Aires entre las que se destacan: Exopartistas en Centro Cultural Borges donde
es reconocido con el Segundo Premio; Frecuencia Natural Puig Arte Gallery Sede The Búnker  Puerto Madero,como
así también exhibe por tercer año consecutivo en BADA Feria de Arte en el Predio Ferial  La Rural,  Buenos
Aires.

Paralelamente participa en diferentes proyectos de teatro como actor y escenógrafo.

Actualmente vive y trabaja en Buenos Aires en donde desarrolla una intensa labor artística.         

                                                                                                                                                     Mariana Aparicio  (Gestión Cultural)